sábado, 3 de diciembre de 2011

Las máquinas derriban el viejo ayuntamiento de Boca del Calvari, que será sustituido por un museo



El edificio que durante cuatro largas décadas albergó el Ayuntamiento de Benidorm ya es historia. Las máquinas lo redujeron ayer a cascotes, acabando no sólo con un trozo de la historia de la localidad, sino también con un fragmento de la fisonomía del Passeig de la Carretera, en el corazón de la ciudad. Aún así, nada se abocará a la desmemoria. El solar donde se localizaba el inmueble de Boca del Calvari será ahora ocupado por un museo con el mismo nombre y que pretende, precisamente, poner en valor los antecedentes arqueológicos, patrimoniales y etnográficos de la ciudad. Al menos, eso es lo que ha aprobado, no sin cierta polémica, la actual corporación municipal, a partir de un proyecto presentado por la edil de Cultura, Eva Mayor, y el concejal de Urbanismo, Juan Ángel Ferrer. 
El edificio que desaparece fue cedido al municipio en 1902, si bien el Ayuntamiento no se trasladó allí hasta principios de los años treinta. Antes, se encontraba en otras dependencias situadas en la actual avenida Martínez Oriola, que entonces se llamaba -de forma muy apropiada- calle de la Sala Consistorial. En Boca del Calvari, la corporación permaneció durante cuarenta años vitales para la historia de la ciudad y del país: fue ese ayuntamiento el que transitó por los años de la república, la guerra civil y la dictadura franquista. 
Sirvió de cárcel a la vez que de edificio municipal y entre sus paredes se forjaron hitos sociales que cambiarían Benidorm para siempre: fue en un despacho de Boca del Calvari donde se redactó el famoso Plan General de la ciudad a cargo del alcalde Pedro Zaragoza, que permitiría la transformación de la localidad de un pueblo de almadraveros a un emporio turístico que debió su identidad al sky line del modelo vertical y los rascacielos. Y allí también fueron recibidos personajes ilustres que contribuiría aún más a la difusión planetaria de Benidorm y entre los que cabe destacar al famoso Otto de Hasburgo, heredero de la corona austro-húngara y todo un nombre propio de una época muy concreta de la ciudad. 
En la década de los setenta, la corporación municipal, bajo el mandato de Miguel Pérez Devesa, se trasladó al Torrejó. Después, aún hubo otro cambio al emplazamiento actual durante la etapa de Vicente Pérez Devesa. Por su parte, Boca del Calvari aún mantendría a lo largo de estos últimos años su misma fisonomía y albergó oficinas dedicadas a la promoción económica. 
La rehabilitación de Boca de Calvari parte de una iniciativa de otro ex alcalde, el popular Manuel Pérez Fenoll, y se encuentra sufragada por el Plan Confianza de la Generalitat. No obstante, el PP abogaba por mantener en el nuevo inmueble un vivero de empresas y otras dependencias municipales. El uso museístico ha sido pues una propuesta del PSOE en esta legislatura, ante la que PP y CDL se abstuvieron. Mientras concluyen las tareas de demolición y de limpieza de escombros, se está modificando el proyecto para este nuevo fin cultural que deberá contar con el visto bueno de los técnicos y sometido a aprobación definitiva, según subrayó ayer el edil de Urbanismo. Ferrer agregó que "se están estudiando las mejores opciones" para la alineación del edificio e incluso no se descarta realizar soportales.
Fuente: DiarioInformación

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