viernes, 1 de marzo de 2013

Un pleno de Benidorm de siete horas de eterna trifulca, con votaciones interrumpidas, continuas imprecaciones, aspavientos en las bancadas, corrillos entre concejales e incluso una interrupción no programada por la abrupta granizada que de pronto cayó sobre Benidorm.


Fue tremendo. Un pleno de siete horas de eterna trifulca, con votaciones interrumpidas, continuas imprecaciones, aspavientos en las bancadas, corrillos entre concejales e incluso una interrupción no programada por la abrupta granizada que de pronto cayó sobre Benidorm. Sí, todo fue muy tremendo y muy viejo: otra vez, las acusaciones de Gema Amor a Pérez Fenoll y las respuestas de Fenoll a Amor; las rotondas y los relojes; Bañuls-otra vez Bañuls- y la división interna del PP; el transfuguismo y los días en que Agustín Navarro no dejó ser alcalde a Juan Ángel Ferrer; o el despilfarro de algunos y el despilfarro de otros.
En un momento dado, el portavoz popular, Antonio Pérez,seguía hablando mientras los ediles del gobierno ya estaban ejerciendo su derecho al voto con la mano alzada; y en otro instante, cuando ya nadie sabía en qué punto del orden del día se encontraba la sesión, alguien le preguntó a Ferrer qué era lo que iba a votar; y Ferrer expresó su hartazgo de la siguiente forma: "pues ya no lo sé; estoy por preguntárselo al rey", en referencia al gran cuadro del monarca que preside el salón municipal.
Ante tanto más de lo mismo, hubo una concejala que explotó. Y que fue muy consciente de la imagen que la corporación estaba dando a los vecinos de Benidorm: la edil socialista de Hacienda y exportavoz de su grupo, Natalia Guijarro. Después de que el PP le reprochara unas declaraciones que Guijarro había realizado hace ya cuatro años, la regidora señaló que "ya estoy hasta las narices del espectáculo que estamos dando" y añadió que "cada vez me siento más lejos de este salón y más cerca de los ciudadanos". Guijarro se desmarcó de tanto tono bronco pidiendo "perdón" por aquellas viejas declaraciones al exedil popular de Hacienda, Francisco Saval; también elogió una de las medidas de Rajoy sobre valores catastrales y acabó lanzando una advertencia: "es la última vez que hablo del pasado". En ese momento eran las cuatro y media de la tarde.
En las butacas del público ya no quedaba nadie asistiendo a un pleno que había comenzado a las diez de la mañana. Una buena prueba del peso de las palabras de Guijarro.
Fuente: DiarioInformación

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