martes, 9 de abril de 2013

Como si de un cuento macabro se tratara, el Ayuntamiento de Benidorm amontona varios ataúdes usados en una parcela del Cementerio de San Jaime, el nuevo, sin saber muy bien qué hacer con ellos.



Como si de un cuento macabro se tratara, el Ayuntamiento de Benidorm amontona varios ataúdes usados en una parcela del Cementerio de San Jaime, el nuevo, sin saber muy bien qué hacer con ellos. Féretros procedentes de exhumaciones, con sus raídas y sucias telas de seda, maderas y esponjas, se apilan dentro de un contenedor y en el suelo de este terreno, donde en su día se proyectó la construcción de un tanatorio municipal. Así que ahora, cualquier vecino que acuda al camposanto a visitar a sus difuntos puede llevarse una tétrica sorpresa, puesto que la zona en la que se encuentran hacinados estos restos fúnebres está situada junto al acceso principal al cementerio, sin ninguna valla de separación que impida el paso, y también son visibles desde el exterior del recinto.
La clausura del vertedero y del quemador municipal situado junto al cementerio nuevo, tras el incendio que la madrugada del pasado 7 de febrero puso en alerta a la zona de la Huerta, ha provocado en parte esta situación. El motivo es que el Ayuntamiento de Benidorm ha utilizado durante años este terreno para quemar todo tipo de residuos, incluyendo cajas mortuorias y otros restos funerarios, como coronas, ropa de difuntos, etc. Antes los calcinaba en el propio quemador; después, cuando hasta ese lugar se empezaron a llevar todo tipo de residuos orgánicos e inorgánicos para su quema, se pasaron a incinerar en el interior de un contenedor de escombros en las proximidades del camposanto, según confirmaron ayer diversas fuentes municipales a este diario. Y ello, a pesar de que el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria de la Comunidad Valenciana, que regula la legislación en esta materia, prohíbe desde el año 2005 quemar al aire libre todo tipo de restos funerarios, humanos y no humanos, y obliga a hacerlo en hornos crematorios destinados para tal fin, una instalación de que la que aún carece el cementerio municipal de Benidorm, cuyas competencias gestiona directamente el alcalde Agustín Navarro.
Denunciado por los vecinos

El mismo día en que se produjo el incendio del pasado febrero, cuyas causas aún se investigan, los vecinos de la Huerta fueron los primeros en alzar la voz para denunciar estas prácticas, asegurando que en el quemador municipal y en sus inmediaciones se destruían ataúdes. Esta denuncia fue negada en reiteradas ocasiones por el gobierno local durante los días posteriores al fuego, que en todo momento aseguró que en estos terrenos nunca se habían quemado féretros usados.

La versión del ejecutivo, no obstante, se ha puesto en entredicho ahora, una vez clausuradas las instalaciones. De hecho, fuentes municipales explicaron ayer que el motivo por el que ahora se apilan ataúdes en el cementerio es que hasta hace unos meses se quemaban dentro de unos contenedores junto a este terreno y que, tras aquel incendio, se decidió dejar de hacerlo. Las mismas fuentes señalaron que ahora se está estudiando qué salida legal se puede dar a las cajas mortuorias, puesto que los demás residuos que antes se eliminaban en el quemador son trasladados ahora hasta la planta de transferencias. Pero el problema es que en esta planta "no se aceptan ataúdes", así que hay que buscar otras opciones.
Adjudicar el servicio

Entre las posibles salidas, el ejecutivo estudia adjudicar la eliminación de estas cajas a alguna empresa que disponga de hornos crematorios y se encargue de incinerarlas. Según la información aportada por estas fuentes, técnicos municipales habían hecho una estimación de que el servicio podía costar unos 60.000 euros anuales y ya se había localizado a una mercantil autorizada, pero quebró recientemente. Así que, mientras da con una solución en firme, el Ayuntamiento prevé seguir amontonando ataúdes en este recinto, pese a las consecuencias higiénico-sanitarias que este hecho podría acarrear, hasta hallar una para ellos una morada que, esta vez sí, sea eterna.

Una "leyenda urbana" que ahora la realidad confirma

La quema de ataúdes al aire libre en las proximidades del Cementerio nuevo es una práctica que, al parecer, lleva realizándose en la ciudad varias décadas, incluso después de que en el 2005 la legislación autonómica lo prohibiera taxativamente. A pesar de que los vecinos ya lo denunciaron el pasado mes de febrero, tras el incendio que se propagó por varios barrancos de la Huerta de Benidorm, el equipo de gobierno negó en reiteradas ocasiones que los restos mortuorios se incineraran en la zona. De hecho, en una rueda de prensa ofrecida el mismo día del incendio por el alcalde Agustín Navarro y su número dos en el gobierno local, la primera teniente alcalde, la liberal Gema Amor, calificó estas denuncias como una "leyenda urbana" y lamentó el uso "interesado" de las mismas para "dañar a los trabajadores municipales". Ahora, dos meses después de aquellos hechos, la realidad confirma lo que entonces se atribuyó a una "leyenda".

Fuente: Diarioinformación

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